Sobre el arribo a la ultima fase de la Unión Economica Monetaria Europea (UEME)
y sobre la introdución de la moneda común europea
En la investigación de la UEM y el Euro, en la investigación de sus consecuencias para la vida y el futuro de los trabajadores, de los pueblos de Europa y del mundo, hay que marcar bien la diferencia entre lo que parece ser el Euro y lo que realmente es.
Se dijo que el Euro sería una respuesta al nuevo desarrollo económico del capitalismo y de la economía capitalista mundial. El Euro debe ser investigado y tratado por lo que realmente es: Una reación política ante la pudrición del imperialismo. El es el intento de, al nivel del dinero y de la circulación salvar las agudas contradicciones del capitalismo decayente y posponer el estallido de la guerra imperialista que conlleva dichas contradicciones. O lo que es lo mismo, primeramente lograr sin guerra, lo que al final sólo puede alcanzarse con la guerra. Euro y UEME son por lo tanto formas momentánias de tratados imperialistas ensopados de contradicciones, que ellos mismos traen consigo la semilla de su destrucción y explosión.
La "Unión Monetaria es un proyecto historico de tipo único", afirmó el consejero del Banco Central del Banco Federal Alemán en su intervención (del 26/3/1998) en la Unión Europea.
En algunas formas de su aparición se confirma de hecho, que el Euro y la UEME son el mayor intento del capital financiero europeo de establecer regulaciones en el tráfico de mercancías y de capital y en el campo monetario, que traspasen las fronteras nacionales. El Euro es el primer paso en la creación de un dinero extranacional, evidentemente circulante, que no es dinero de crédito de un sólo pais y que támpoco es moneda o dinero mundialmente reconocido - oro.
En esencia no es válida la afirmación de un "proyecto histórico de tipo único".
Con la UEME y con el Euro se trata en esencia de otro intento por parte del capital financiero internacional con la ayuda de estados nacionales - imperialistas, de resolver al menos momentáneamente el problema de la descomposición del imperialismo. La UEME y el proyecto Euro forman parte de los intentos imperialistas de posponer ellos mismos la destrucción de la economía capitalista, producida por el paso de la economía imperialista; de revertir esa destrucción a los pueblos, a la burguesía no monopolista y a los imperialistas de otros paises y continentes. El contenido de todos esos intentos ha sido y es, por cierto de manera creciente: La destrucción y exterminio del trabajo social aportado, en pos del avance de la reproducción capitalista y para favorecer a los grupos más grandes y poderosos del capital.
La UEME y el Euro tienen como madre las recrudecidas contradicciones imperialistas. Como padres firman: Los planes europeos del capital alemán y sus esfuerzos por colocarse a la cabeza en la solución temporal de esas contradicciones y de ser el mayor beneficiado; los intentos de los otros imperialistas de Europa de frenarlo mediante contratos y acuerdos y los intentos de las pequeñas potencias capitalistas del continente, de por lo menos permanecer en el escenario del proceso de revalorización del capital financiero, mediante la colaboración, adaptación y explotación.
"El verdadero límite de la producción capitalista es el mismo capital ... Por consiguiente, si el régimen capitalista de producción constituye un medio histórico para desarollar la capacidad productiva material y crear el mercado mundial correspondiente, envuelve al proprio tiempo una contradicción constante entre esta misión histórica y las condiciones sociales de producción proprias de este régimen" (Carlos Marx, El Capital, tomo 3 págs. 272, 273). Desde que el capitalismo entró en su última fase, es decir, desde que el mundo esta dividido entre las potencias y grupos monopolistas imperialistas, esta contradicción no se puede resolver más con explotación capitalista sobre nuevas partes del mundo. (Que el capitalismo tardio no pueda utilizar nuevamente el hecho, de que su enemigo histórico haya recibido una derrota momentánia en muchos países de la tierra, demuestra solamente, que avanzada está la crisis general del capitalismo; de lo cual tenemos que hablar después). Esta contradicción puede ser siempre resuelta de forma temporal. Para esto tiene que destruirse siempre la riqueza capitalista, para lo que las crisis económicas ciclicas "normales" no resultan sificientes por mucho tiempo. No basta la destrucción de riquezas que tiene lugar hoy día en vastas partes de Asia. Incluso una de las destrucciones más violentas de la riqueza social en los países de antigua dictadura del proletariado y de las democrácias populares, no es sólo muestra del capitalismo agonizante, sino que prepara en si mismo nuevamente la guerra.
Nuevamente y de manera urgente aparece la más profunda crisis del imperialismo, la guerra, ante la sociedad imperialista. Todos los acuerdos y pactos político-económicos de los imperialistas, son intentos para dirigir esa destrucción, o lo que es lo mismo, para desviarla de si. Ellos son y solamente pueden ser, acuerdos temporales de dominancia, de subordinación, de imposición o de retractación involuntaria de algunos intereses, hasta que el poder económico y político cambie de nuevo. Las fronteras de la revalorización de mi capital, es el capital de los otros - así se presenta la contradicción para ellos, la cual fue reafirmada por Marx.
Los acuerdos británico-alemanes de 1914 sobre la división de las colónias y del Cercano y Medio Oriente, la formación de bloques imperialistas entre las dos guerras mundiales imperialistas, la instauración y destrucción (después de 1944) de un sistema basado en la economía y la moneda bajo el domínio de los Estados Unídos de America, la instauración del sistema monetário (SME) en 1979, invalido por la anexión de la R.D.A. por el estado de Bonn 1992/93 - todo esto es prueba de que al imperialismo con estos acuerdos y pactos le va como a Odipus: Allí donde ellos se esfuerzan por negar su destino, lo provocan inevitablemente.
Es intrínseco del imperialismo que aparezcan, de manera creciente en el mercado internacional todos estos tratados, pactos y acuerdos a cerca de la regulación del tráfico de mercancias y que tengan que ampliarse a la regulación de las relaciones monetárias y de dinero. Esto se debe al domínio del capital sobre la exportación de mercancias; al desarrollo de las fuerzas productivas y a las dificultades que conlleva comprimir esas fuerzas productivas en los estrechos límites de la revalorización capitalista del valor y al aumento de la parte de la ganancia que funge como capital de préstamo.
Lo que se infiere finalmente de todo esto, es su cercanía con el comunismo. El desarrollo de las fuerzas productivas ha llevado hasta tal punto el "robo del tiempo de trabajo ajena, en lo que refiere a la actual riqueza" (Carlos Marx. Resumen a la Crítica de la Economía Política, pag. 593) que amenaza con desplomar la producción basada en el valor de cambio y de hecho, hoy la vuelve a desplomar parcialmente. Por supuesto esto pasará hasta tanto exista la propiedad privada sobre los medios de producción, en la forma capitalista de desvastación y exterminio.
El robo del tiempo de trabajo ajeno no puede reventar la forma del valor, que ella misma tiene que revalorizar. Ella toma cada vez más su forma más pura en: Dinero - Dinero, o lo que es lo mismo capital de préstamo. Ella conserva su forma de dinero. El tiempo de trabajo ajeno no será para sus dueños y cada vez menos para los que la utilzan, un resorte de nueva producción, de acumulación de capital productivo, sino un resorte de apropiación de la plusvalía que proviene del trabajo vivo, cuya proporción se hace cada vez menór. Mas todavía: Una parte cresciente de este trabajo se transforma (sin dudas sobre la deuda estatal de todos los estados capitalistas) en capital ficticio. A estos se corresponde también la transformación de la forma y papel de dinero: Se trata cada vez mas de un dinero de crédito que no se produce por las relaciones mercantíles reales y que desde la 1ra guerra imperialista mundial dejó de ser dinero internacional, el oro; sino que se produce precisamente de su capacidad: De ser resorte para la obtención de una parte de la plusvalía comprimida.
Finalmente la economía no tiene lugar en el poder de los libros inflados del "Swaps" y "futures" de las acciones y de los papeles del estado. Toda la economía se reduce a la economía del tiempo, basada siempre en el estado del domínio de la naturaleza por el hombre. Estado que se produce y se sigue desarrollando; en la distribución del tiempo de la sociedad, primeramente en tiempo de trabajo y en no tiempo de trabajo, y luego en la distribución del tiempo de trabajo para ir pasando la vida extremadamente material de la sociedad, como siempre se ha organizado la sociedad. Y aquí sigue siendo válido: "La razón última de toda verdadera crisis es siempre la pobreza y la capacidad restringida de consumo de las masas, con las que contrasta la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si no tuviesen mas límite que la capacidad absoluta de consumo de la sociedad" (Carlos Marx, El Capital, tomo 3, pag. 499).Estas crisis afectan a todas las relaciónes de producción y reproducción capitalistas: La producción, el dinero - y relaciones de crédito y las relaciones monetarias. En el imperialismo tardío se sacrifican al crédito, que en la forma de producción capitalista "es la fuerza motriz que impulsa su desarrollo hasta su forma última y más alta"(Carlos Marx, El Capital, tomo 3, pag. 619), ya no sólo los medios de producción de algunos capitalistas o la fuerza de trabajo de algunos cientos de miles o también de milliones de trabajadores, sino también los medios de producción y la vida de la población de continentes enteros. (Vease America Latina en los años 80, la década perdida del continente. Vease la crisis más reciente, partiendo del sudeste asiático. Pero también vease el destino de los antiguos países socialistas que mediante la traición a la dictadura del proletariodo, le pusieron precio a ese crédito).
De esta forma, siempre las crisis cobran dueño. Con la agudización de la crisis general del capitalismo se producen por una parte, exceso de ganancia y por otra parte exceso de gente. Y es una idea infantil, que sólo se necesiten encontrar condiciones o regulaciones, para hacerlas coincidir y todo quede de maravilla en este mundo de maravilla.
Esto demuestra, que las fuerzas productivas han llegado a producir tanta riqueza, que la sociedad no las puede dirigir más. La posibilidad y la necesidad ya no están determinadas por los medios risibles de dinero y mercado (en cuyas fronteras tocan ya permanentemente los monopolios: Vease el dato de que un 1/3 del comercio mundial lo constituyen las corrientes de bienes de consorcios internacionales), sino por el plan internacional de los productores directos, para ordenar y dirigir la vida y el trabajo de la humanidad.
Eso es lo que trae consigo el mundo del capitalismo descompuesto y no algo superficial, alguna oscura "globalización" o alguna impensada "liberalización" de mercados de bienes y capital. Por el contario los tratados economico-monetarios imperialistas tienen como contenido: No el intento de impedir la destrucción del trabajo aportado y des los daños ocasionados por la profunda crisis general y en esencia incurable, sino el intento de regularlos a los intereses imperialistas, de canalizarlos a través de tratados y explotación, de revertirlos a los competidores, es decir a los eslabones más débiles de la economia imperialista mundial, sin tener que llegar a la guerra militar abierta por la busqueda de esferas de inversión de capital y condiciones de revalorización. Un intento como este lo es también la UEME. Un tratado como este adquiere por diferentes mótivos y ante todo a consecuencia del desarrollo después de 1945, carácter de contradicción entre los imperialistas europeos y el imperialismos de E.U. ( y tiene de hecho también dichas características). Pero sería un error limitar la UEME a ese aspecto. (En otros aspectos de los pactos y tratados capitalistas - por exemplo, en la lucha por el "multilateral agreement on investment -MAI- los imperialistas europeos colaboran con el imperialismo de E.U., o lo que es el mismo, luchan entre ellos mismos; vease las diferencias que existen al res-pecto entre el imperialismo francés y el imperialismo alemán). La UEME es, en estos momentos, el tratado imperialista más espectácular y la cosa no se acaba ahí, sino que por el contrario comienza, porque constituye un campo de batalla.
Desde los "contratos romanos" se realízan los intentos de firma y firmas de tratados europeos para mejorar y salvaguardar las condiciones de revalorización capitalistas. Este proceso estuvo siempre impregnado en gran medida por la contradicción entre el imperialismo alemán y el francés, que manifestó en parte una fuerte competencia (el fracaso del plan Werner de los años 70, que por su estructura es idéntico a la UEME) y en parte su colaboración (iniciativa conjunta de los gobiernos de Giscard dŽEstaing en Francia y Schmidt en la R.F.A. para lograr el sistema monetario europeo en 1979). En el campo de la ya nombrada profunda crisis general del capitalismo, principalmente las partes más monopolistas del capital financiero europeo, persiguen sus objectivos. Los más importantes son:
Se trata entonces del intento de curar las infermedades del capitalismo, que tienen sus raices en la cuestión de la propriedad, en el recrudecimiento extremo de la contradicción entre las fuertzas productivas y las relaciones de la producción, con métodos finalmente inapropiados, a través de medidas en la esfera de la circulación, en la rama de las relaciones monetario-mercantiles. Los capitalistas están con esto, concientes que estas uniones pueden por lo menos constituir la destrucción de fuerzas productivas, de capital excedente acumulado y de créditos. Por otra parte están en reñida competencia, allí donde debe producirse la destrucción y luchan por lograr el mando. El Señor Nölling, miembro del Banco Central del Banco Federal Alemán, abordó el punto claramente y al mismo tiempo demonstró que cordial es la amistad y la asociación entre los hermanitos imperialistas: "Analizen los problemas sociales en Francia. La unión monetaria conllevará a procesos de adaptación extremecedores. Entonces ?Que espera Francia de ese juego con Alemania? ?Tener acceso a su bolsa de dinero? El precio que se ha de pagar por eso es una desvergonzada competencia con la maquinaria industrial alemana... ?Saben ustedes lo que eso significará para la industria automobilística italiana y francesa? Pueden olvidarse de ella".
Que la constitución de la UEME conduciría y conduce a luchas amargas, se demonstró finalmente con la anexión de la R.D.A. por el imperialismo alemán. En lugar de la Unión Económica Monetaria Europea, se conoció, ya de inicio, otra muy diferente, la alemana. Y como conse-cuencia de la anexión debía explotar más tarde (1992/1993), el sistema monetario europeo. Y además para materializar su plan en Maastricht, no sólo se dieron los últimos pasos, sino que se escaló un nuevo nivel en la lucha.
Lo que si se demonstró con esto es que por cierto, los capitalistas financieros de Europa, re- vientan el estado nacional pero no lo pueden eleminar, por que lo necesitan en su lucha por la revalorización, en su lucha contra los oprimidos y ante todo para la guerra. Esto es una contradicción y ella se manifiesta en todos los acuerdos de Maastricht. Algunas partes de la soveranía de los estados nacionales deben ser eleminadas (moneda propria) o fuertemente limitadas (disposición de la deuda estatal), dicho de otra forma, deben ser instauradas como el aparato de explotación organizado del estado nacional.
Lo que se constata de todo esto, es la firmación de Lenin: También en esas condiciones economicas del imperialismo, los Estados Unídos de Europa son imposibles o reaccionarios. Esto cobrará cada vez más vigencia, mientras más se manifieste el imperialismo, como capitalismo moribundo en condiciones de recrudecimiento de la competencia imperialista y de la agudización de todas las contradicciones de la crisis general del capitalismo.
Con respecto a la anexión de la R.D.A., le fue recordado a los otros imperialistas que la varian-te especialmente reaccionaria significa una Europa dominada por imperialismo alemán desde Barcelona hasta Odesa. También los acuerdos de Maastricht y a partir de Maastricht, están impregnados en gran medida del signo de lucha contra el hegemonismo alemán. "Maastricht, eso es Versalles sin guerra", fue una posición francesa. Esta lucha puede apreciarse a todos los niveles y no sólo al comienzo del proceso, cuando el imperialismo alemán tuvo que renunciar a su idea de asociar la unión económica monetaria con la unión politica. La lucha se puede apreciar en la contradicciones con relación al "Pacto de Estabilidad", a la utilización del excedente del presupuesto y al puesto de jefe del Banco Central Europeo (BCE).
En esas luchas es la R.F.A. nuevamente la más agresiva. El imperialismo alemán es realmente el único capaz, y que además tiene una idea para ello, de llevar a cabo por si solo y con sus propios medios, todos los acuerdos de la UEME; que son considerados necesarios y de interés común por los otros imperialistas. Las ideas reaccionarias propias del imperialismo alemán no tienen solamente el carácter del Schäuble-Papier de 1995, sino que tienen un carácter milita- rista y de unión politica. Su fortaleza económica apoyada en la "tradicional retaguardia" (Kohl), Europa oriental, le permite a él trabajar también en la formación de un bloque regido por el marco federal, que tiene sus comienzos en (Austria, Bélgica, Países Bajos y en gran parte de los países de Europa oriental). Como dijo (en la Asamblea Nacional) el anterior Premier francés Giscard d`Estaing: En caso de un fracaso de la unión monetaria "nosotros no experimentaremos, sólo temblores en los mercados financieros, sino también algo muy penoso para nosotros: Los mercados internacionales reconoceran, que ya existe una moneda europea - el marco alemán"(El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, 17/3/97). Si el imperialismo alemán pudiera proceder según la divisa: "Se puede hacer de otra forma, pero así también se puede hacer", entonces los otros imperialistas estarían cada vez más cerca de lo inverso: "No se puede hacer de otra forma, pero así támpoco se puede hacer". (Por eso, en nuestra opinión, es esta una posición utilizable, no sólo por lo que se refiere a las luchas por la instauración de la UEME y por la introducción del Euro, sino también en las luchas que sin duda vendrán por el mantenemiento de los compromisos contraídos y por la interpretación de los "tratados de la unión": nosotros no vamos a defender a Maastricht de los otros imperialistas, pero sí seguro del imperialismo alemán cuando en su agresión trate el tratado de Maastricht como un pedazo de papel, según se ha amenazado en el tribunal de la constitución federal. Cuando los otros imperialistas de Europa rompan los tratados, no le podemos permitir al imperialismo alemán que haga de ese hecho un pretexto para la guerra, para la agresión de los
pueblos).
No nos corresponde a nosotros pronósticar como marcharán las calculaciones de los imperialistas. Con el Euro y la UEME, el imperialismo no le da ninguna solución económica a las contradicciones. El consejero del Banco Central del Banco Federal teine razón: Al final la cuestión del Euro y de la Unión monetaria-económica es un problema político y no económico. Para la profunda crisis del sistema basado en la propriedad privada sobre los medios de producción, no hay solución al nivel del dinero y de la circulación. Esto quiere decir, que tratar la hidropesia con papel absorvente no le da a los pueblos y a los trabajadores ningún respiro. Un respiro como ese, en la lucha contra la guerra imperialista, sólo se puede alcanzar a través de la deses-tabilización de la clase dominante europea, que la lucha por tomar el poder en la sociedad o lo que es lo mismo, que la clase obrera sea dueña de los medios de producción. Por parte de los trabajadores no hay ninguna respuesta simple de sí o no, con respecto al Euro y a la UEME. Hasta que los trabajadores no adopten una posición propia, es decir, la determinación de preparar la revolución, serán en este sentido, la esponja de su burguesia.
Támpoco es un buen consejo, que los trabajadores conciban el problema desde el punto de vista del sobre con el dinero, de las alcancías y del pantalón del domingo. ?Que tiene que defender el trabajador, por ejemplo en el marco alemán, cuando este, es el hijo del exterminio completo de las condiciones de existencia de los trabajadores, en dos ocasiones, en este siglo? ?Cree el trabajador realmente, que los dominantes dejarían de implantar las leyes del capitalismo, desvalorizarían y sacarían de la inflación el marco alemán en caso de necesidad imperialista, como lo han demostrado historicamente? El que se apoya en el marco alemán es de hecho nacionalista. De hecho con el sistema del pago, el obrero está immerso en la "posición alemana", osea en el nacionalismo. ?Que pasa si el obrero alemán saca otra vez ganacia a corto plazo del triunfo de su señores frente a los demás competidores - seguramente sólo hasta que él pague el precio y sea llamado a formar filas en la guerra? (Lo mismo es válido para los trabajadores de las otras naciones europeas: La supresión de las monedas en "todo el territorio europeo" trae como consecuencia, que por ejemplo el capitalismo español o portugués y los trabajadores que son explotados por él, aseguren lo suficiente para vivir, cuando ellos le cedan la producción altamente desarrollada a los monopólios alemanes y se contenten con el papel de prontos suministradores de una producción manofacturada ).
Los trabajadores de la R.F.A. y de la anexada R.D.A. no encontrarán su cura ni al lado de los que luchan por la Unión Económica Monetaria, ni al lado de los nacionalistas que defienden el marco alemán (y con estos los representantes de, "podemos hacerlo también de otra forma"). Nosotros debemos dirigir la lucha contra la defensa de la patría, a la que con seguridad apela-rán fehacientemente en las venideras luchas por la UEME y dentro de la UEME. (Y sí todo empieza solamente con: "Su débil peseta contra nuestro fuerte marco" y "su comandado Banco de Francia contra nuestro independiente Banco Alemán", "su indulgencia con los trabajadores frente a nuestra común y consecuente voluntad de ahorro" - terminará de todas formas con la pregunta de quién será el culpable si toda esta gran empresa termína en una catástrofe y quién se armará con quién y cotra quién para cobrar las cuentas).
Los comunistas de la R.F.A. no tienen que reprender los móviles, sin duda imperialistas de los que compiten con el capital financiero alemán. No tienen támpoco que especular sobre las perspectivas de los otros imperialistas que pretenden, por su propio y común interés imperialista, frenar la nueva expansión del imperialismo alemán. Todo eso sería, como dijo Lenin, una intriga imperialista. Los comunistas de la R.F.A. tienen que trabajar en la derrota de su propio imperialismo y desear esa derrota. Y ellos pueden aconsejarle a los trabajadores y pueblos de Europa, luchar por una alíanza entre los pueblos, contra Alemania (y es realmente muy probable que le hagamos también esa exhortación a los gobiernos de Europa).
No es el dinero quién gobierna al mundo. Y con "el proyecto histórico del Euro, único en su tipo", no cambia ni el mundo, ni nuestro enemigo. Y támpoco la tarea de que el proletariado derroque a la clase capitalista, instaure su dictatura y con esto, ponga los medios de producción, así como el desarrollo de las fuerzas productivas en las únicas manos que pueden desempeñar esa tarea - en las manos de toda la sociedad.
Comité Central de la
Liga Obrera para la
Reconstrucción del Partido Comunista de Alemania
Mayo 1998
Comité Central
23/5/1998